niños felizmente inconscientes
Los niños jugaban fuera, y sus risas y juegos contrastaban con la tensión que se respiraba entre los adultos. Ignorantes del malestar que reinaba en la casa, crearon un mundo ajeno al peso de la realidad. Su alegría era un conmovedor recordatorio de la inocencia, ajena al conflicto que se cocía a fuego lento bajo la superficie. Encontré consuelo en su alegre distracción, jurando en silencio salvaguardar esa felicidad, incluso cuando las sombras se hacían más profundas entre los adultos del interior.

Niños felizmente inconscientes
abundan las sonrisas tensas
Las sonrisas tensas y las risas inquietas de otros miembros de la familia eran imposibles de ignorar. Silenciosos susurros y miradas furtivas ondulaban por la sala, mientras todos se ponían de puntillas para evitar la tensión palpable. Parecía como si toda la reunión contuviera la respiración, aferrándose a una frágil fachada de amabilidad para enmascarar la tormenta que se estaba gestando bajo la superficie. Detrás de cada sonrisa forzada, podía sentir el peso de una ansiedad tácita, la conciencia colectiva de que algo importante se cernía sobre nosotros.

Abundan las sonrisas tensas