ensayando las palabras
Preparándome para una confrontación que sabía que sería crucial, ensayé cuidadosamente mis palabras una y otra vez. Cada frase estaba elaborada deliberadamente para encarnar tanto la dignidad como la verdad, sin dejar lugar a interpretaciones erróneas o evasivas. Me aferré a estas frases cuidadosamente construidas como a un salvavidas, una fuente de fuerza que me sostuviera para lo que esperaba que fuera su peor momento. Mientras nos dirigíamos a casa de mi suegra, con mi marido sentado en silencio a mi lado, me aferré con fuerza a mi resolución. Estaba preparada para la confrontación que esperaba que lo cambiara todo.

Ensayando las palabras
esperando un cambio
Observaba atentamente a mi marido, con la esperanza de que hoy pudiera liberarse por fin de las garras de las opiniones de su madre. Sus esfuerzos por mantener una fachada neutral empezaban a resquebrajarse, y no podía evitar preguntarme si por fin reconocería el daño que sus palabras me habían causado a mí y a nuestra familia. Ansiaba que estuviera a mi lado, que comprendiera que su silencio ya no podía protegernos de las heridas que nos habían dejado sus agudos y cortantes comentarios.

Esperando un cambio