evitar el contacto visual
Todos evitaban el contacto visual, como si reconocieran en silencio la tormenta que se avecinaba. Era un entendimiento tácito de que la próxima confrontación podría destrozar algo más que las palabras. Las conversaciones pasaban de puntillas sobre temas más seguros, como una delicada danza diseñada para retrasar lo inevitable. La sala estaba llena de expectación: una tensión pesada, casi tangible, que resultaba a la vez premonitoria y extrañamente unificadora. Era como si todos estuviéramos conteniendo la respiración colectivamente, preparándonos para el impacto que se avecinaba.

Evitar el contacto visual
un comedor bullicioso
La casa familiar bullía de actividad cuando los parientes se agolpaban en el comedor. El ruido de los platos y el roce de las sillas contra el suelo de madera se mezclaban en una sinfonía de sonidos que enmascaraba el zumbido de las conversaciones tensas. El rico aroma de los platos asados llenaba el aire, impregnado de una sutil tensión que flotaba bajo la superficie. Los intercambios corteses fluían sin esfuerzo, como una danza cuidadosamente ensayada para mantener las apariencias. Sin embargo, todo intento de normalidad parecía frágil, un fino velo que luchaba por ocultar la hirviente corriente subterránea de un conflicto sin resolver.

Un comedor bullicioso