La desesperación de Katie
Katie sintió una tristeza abrumadora al mirar los ojos suplicantes de Bailey. Se sentía culpable por involucrar al perro en sus problemas humanos. Sus pensamientos se remontaron a tiempos más felices, cuando los tres daban paseos despreocupados, compartiendo risas y creando hermosos recuerdos. Se preguntó si alguna vez podrían recuperar aquellos momentos o si se habían perdido para siempre tras el enfrentamiento de esta noche. La incertidumbre era casi tan insoportable como las miradas acusadoras de David.

La desesperación de Katie
La lealtad de Bailey
A su manera, Bailey siguió siendo leal y protectora, negándose a abandonar el lado de Katie. Podía sentir la tristeza que irradiaba su dueña y respondía con suaves lametones y una presencia reconfortante. Aunque los humanos estaban luchando visiblemente, la rutina de Bailey era sencilla: ofrecer amor y apoyo a su manada humana. Permaneció cerca, y su calor peludo fue un consuelo pequeño pero significativo para Katie, que necesitaba todo el apoyo emocional posible.

La lealtad de Bailey

